Detrás de las mentes libres y de los vinos naturales, se esconde otra comunidad de organismos vivos, LAS LEVADURAS.
Estas pequeñas amigas son las encargadas de darle vida e identidad al vino (ya que son propias de cada lugar donde nacieron), a través del proceso de fermentación. Se las apoda con diferentes nombres: “nativas”, “autóctonas”, “indígenas” o “salvajes” y que sean ellas las únicas encargadas de fermentar y darle vida a los vinos, se lo denomina “fermentación espontánea”.
Los vinos que representamos en Lado Salvaje, además de estar libres de aditivos, no corrieron por etapas de filtrado, por lo que todas estas levaduras permanecen en ellos. Es normal y esperable que muchas veces, pero no siempre, cobren vida mediante cambios de temperatura en el ambiente y así revivan el proceso fermentativo generando micro gasificaciones dentro.
Por lo general, el respeto por cada etapa al momento de hacer estos vinos, dan como resultado vinos más vibrantes, expresivos, jugosos, transparentes y sin maquillaje, llenos de sabor, colores hermosos y matices infinitos que, a medida que van respirando, hacen notar esa vitalidad en la boca al beberlos.
Lejos están de ser un producto serializado e industrializado, la energía del sol y de la tierra está ahí.
Ellas fueron protagonistas de rituales ancestrales, hoy son testigos de encuentros y forman parte de nuestra historia, eso también los hace estar vivos.
Escrito por
@pame.godoy @luciabulacio